Los restos del policía municipal Manuel Lemus Noya reposan en el cementerio de A Grixa en Ponte do Porto. Allí nació en 1932. Lo mataron en Santurce en 1978. Diez años después de que ETA cometiera su primer asesinato, el del agente de la Guardia Civil de Tráfico, el malpicán José Antonio Pardines.
A Lemus lo mató la misma banda terrorista, en la localidad en donde trabajaba.
Cerca de las seis de la mañana de un martes 24 de febrero cuando se dirigía caminando hacia su cuartel, fue sorprendido por un terrorista que le disparó desde un Seat 1.500 negro en marcha.

Pulso por la vida durante 43 días
Media docena de balas pero dos fueron las que certificaron el cruel destino como informaban los periódicos “Una de las balas penetró por debajo de la clavícula izquierda y salió por el hombro, afectándole la tráquea, mientras que la otra seguía la trayectoria que va de la tetilla izquierda al lado derecho de la espalda”.
No murió en el acto. “Loló” mantuvo un pulso contra la muerte durante 43 días en el Hospital de Cruces , en Baracaldo, a donde lo trasladó un conductor de autobuses que pasó en un Seat 600 por la zona.
El 12 de abril del mismo año, en la iglesia parroquial de San Jorge, en Santurce, se celebró un funeral por el descanso de su alma, que causó una fuerte polémica, cuando dos asistentes se colocaron junto al altar portando sendas banderas española, que el sacerdote ordenó retirar. Hubo una discusión y cantos españolistas. También algunos incidentes fuera del templo.
Manuel Lemus Noya fue enterrado en su pueblo natal, Ponte do Porto, que visitaba con cierta frecuencia.