A Fernando Bértola Bértola todos lo conocen por Chicho de Pelocho. Lleva desde los 19 años conduciendo y atendiendo a sus clientes en la parada de taxis del Campo de San Roque de Ponte do Porto. Con 64 años y tanto bagaje a las espaldas es el más veterano taxista de la ría y anécdotas tiene para cargar un saco. Por ahora no piensa en el retiro.
En la parada de taxis de Ponte do Porto
En la parada de taxis de Ponte do Porto, una de las más concurridas de la comarca hace años, ahora apenas quedan un par de autos de servicio, algo que también sucede en la capital municipal, Camariñas. Chicho incide en un problema que viene de atrás y llevó a varias movilizaciones de los profesionales de la zona: «hai taxistas ilegais que traballan todos os días, incluso varios dunha mesma casa, levando xente ao hospital de Cee, a A Coruña ou Santiago, e diante da parada, do concello e da clínica».
Personas no autorizadas, que sacan el trabajo a los que cotizan pero que según las autoridades municipales son difíciles de pescar in fraganti.

Hijo de taxista
Chicho es hijo de taxista, por eso el arte de Simón Tomé Santos (creador gallego de los carruajes simones madrileños) es un oficio que le fue familiar desde que sacó el carnet de conducir. Los tiempos cambiaron y ahora en cada casa hay varios coches, por eso hubo poca renovación o los jubilados vendieron licencias que buscaron otros puestos.
El decano del servicio con todo sigue poniendo el dedo en la llaga del principal problema, los «furtivos do volante, que tiran cos prezos e actúan con impunidade diante dos nosos fuciños e sen que as autoridades do Concello fagan nada».
Chicho siempre apostó por coches de una marca «gallega» que los fabrica en Vigo y de hecho presume de tener el mismo auto que el presidente de la Xunta de Galicia.
El Camino de Santiago y el Camiño dos Faros reactivaron la demanda
En la vecina Muxía el Camino de Santiago reactivó la demanda. En este lado de la ría, el Camiño dos Faros sí supuso una nueva afluencia de clientes, unido al deficiente transporte público que fuerza a recurrir al taxi. La temporada de fiestas asimismo anima al sector ante la presión de los controles de alcoholemia.
Hace más de un siglo Alfredo Noya ya tenía coche en Ponte do Porto. Luego llegaron tras la guerra los populares coches de servicio de Trillo, Sendón, Tedín, Fernando, Pombo. Antes, se usaba la diligencia de caballos en la casa de Mazaeda para enlazar en Vimianzo con el servicio a A Coruña o Santiago. Un abuelo de mi abuela ya ejercía de chófer de estos peculiares simones, famosos por la novela realista y las películas del oeste, en el siglo XIX.